martes, 24 de noviembre de 2009

LOS DUENDES

DUENDES

Los duendes son seres mitológicos elementales de la naturaleza, guardianes de los bosques y de todos los seres vivos que habitan en ellos.



Duendes
Los duendes son seres menuditos como los Gnomos pero no hay que cofundirlos ya que los duendes tienen poderes, como las hadasy las ninfas. Hay Duendes negros, Azules o Grises, estos son muy traviesos y les gusta hacer maldades por doquier. En Cambiolos de colores claros, como el amarillo, celestes o blancos, son exelentes amigos, juguetones y muy traviesos. Estas personitasles gusta vivir en grandes comunidades. Les gusta los corazones puros y nobles, los que mas pueden llegar a verlos con facilidadson los niños. Por eso no te extrañes, si ves a un recién nacido sonriendole a cielo o a un lugar dondeno se encuentre nada,porque seguramente son "ellos" haciendoles bromas.


DESCRICCION
Pueden ser vistos cuando uno esta distraido, sin pensar en que pueden aparecer. Un trasgo es una criatura ficticia, mala, malhumorada, y dañosa descrita como un fantasma de forma grotesca desfigurado o parecido a un gnomo, que puede recorrer en la altura de él de a un enano a él de un humano. Ellos son atribuidos con vario (a veces estando en desacuerdo) capacidades, temperamentos y apariciones dependiendo(según) la historia y el país de procedencia. En algunos casos, trasgos han sido clasificados como pequeñas criaturas constantes molestas algo relacionadas con el brownie y el gnomo. Los duendes forman parte de la raza elemental feérica, y junto con sus homólogos elfos, trols y hadas, son guardianes de la naturaleza y son los seres más populares de las mitologías celta y nórdica, ya que tanto vikingos como celtas creían en la existencia de fuerzas primarias y de seres fantásticos relacionados con la naturaleza.
Los duendes se distinguen de los
elfos por su pequeño tamaño, sus orejas son puntiagudas, algunas especies son de nariz grande y otras pequeña, su cabello es largo y a veces suelen ser peludos y llevan largas garras. Generalmente son semejantes a un niño pequeño en estatura, aunque también son descritos subtipos más pequeños; los cuales son denominados duendecillos.
Algunos duendes consortes en brujería o hechicería
pagana eran llamados familiares. Se dice que los druidas celtas y los hechiceros los usaban como espías o ayudantes para conjuros, que la Madre Tierra otorgaba estos ayudantes a sus druidas más selectos, y que en el caso de los satánicos, era el mismo Diablo quien los otorgaba; es por ello que se les atribuía forma de un animal pequeño por ser discretos, ya fuera como un gato, hurón, sapo, rata o murciélago.
Suelen ser descritos popularmente como expertos en la magia, adivinación y demás ciencias ocultas, sin embargo, su magia es ineficaz contra alguien que porte un "
trébol de 4 hojas", son intolerantes a la imagen de San Patricio, el santo patrón de Irlanda, ya que fue este quien "les desterró de la casa de Dios", aunque en el día celebrado a este santo (17 de marzo) se dice que es cuando todos los duendes y demás seres de la fauna faérica emergen de sus escondites haciendo calamidades por doquier. Se les puede matar con hierro forjado, aunque también se les atribuye vulnerabilidad a la plata, al igual que los hombres-lobo, ya que la plata se considera un "metal santo" y las armas de plata son de especial predilección para hacer frente a demonios y demás seres, tambien se les puede hacer desaparecer diciendoles que traigan agua del mar en un colador ya que como esto es imposible, nunca regresarán.
Según las leyendas se pueden crear mediante la obtención de unas plantas que solo salen en
La noche de San Juan. Estas plantas se deben guardar en una botella o recipiente fabricado en vidrio de color negro. que no se vea el interior del recipiente. Se debe dejar la botella cerrada durante toda la noche de San Juan y por la mañana abrirla y saldrá el duende creado para ser tu sirviente.
Habitan en los bosques, lugar en el que las personas tienen poco o ningún acceso; cada 100 años toman para sí una esposa de entre los humanos, la más hermosa de las niñas, para luego raptarla y desfigurarla hasta el punto de que se parezca a ellos, porque entre los duendes no hay género femenino.

ETIMOLOGIA
La Real Academia Española cita como origen de la palabra duende la expresión "duen de casa" o "dueño de casa", por el carácter entrometido de los duendes al "apoderarse" de los hogares y encantarlos pero son descritos como chiquitos que usan gorrito rojo y suelen pararse a descansar en los jardines de las casas de la gente. Según " Oxford Conciso el Diccionario de inglés corriente, " el nombre probablemente es sacado de gobelin Anglofrancés (que fue dado, en Medieval latino, como gobelinus), que es probablemente un diminutivo de Gobel, un nombre relacionado con la palabra kobold (un duendecillo alemán). Además, allí también exista vario otra ortografía alternativa del trasgo de palabra, incluyendo: Gobblin, gobeline, gobling, goblyn, gobelinus.

SAN PATRICIO Y LOS DUENDES

Cuenta la tradición irlandesa que San Patricio, tras haber fundado su primera iglesia, invitó a los paganos celtas a convertirse al cristianismo. Tras llevar a cabo varios milagros, la fe cristiana comenzó a ganar adeptos en Irlanda. Los druidas, siendo sacerdotes de los dioses paganos, vieron esto con alarma. Invocaron una tropa de duendes y la enviaron a la iglesia con tal de hacer la vida imposible a San Patricio y a los desertores, ahora cristianos. Los feligreses comenzaron a quejarse que los duendes no los dejaban rezar y hacían un sin fin de desmanes en el templo, por lo que San Patricio decidió hacerles frente, sabiendo que era obra de los druidas. Una vez dentro del templo, los enfrentó con las siguientes palabras: "En nombre de Dios Todopoderoso yo los expulso, espíritus impuros", y fue así como San Patricio desterró a los duendes de la iglesia. Es por eso que en Irlanda la imagen de San Patricio es muy utilizada para exorcismos de duendes y protección contra éstos, ya que los duendes no soportan la imagen del hombre que los desterró de la casa de Dios.


DIFERENTES TIPOS DE DUENDES
Existen muchas variantes de duendes en varios países y culturas del mundo, aunque universalmente los más populares son los de los países célticos:
Europa:
Irlanda: Leprechauns
Escocia: HobGoblins y Puck
Cornualles: Pixies
Escandinavia: Trols
Finlandia: Tontems
Inglaterra y Gales: Gremlins
Francia: Lutins
Alemania: Kobolde
España: Trasgos, Trastolillos, Trentis, Tentirujos, Nuberus en el norte,Trasnos en Galicia,Follets en Cataluña.
Turquía: Cin
Norteamérica:
México: Chaneques, Aluxes y Duendes.
Sudamérica: también existen duendes en el folclore local de esos países:
Argentina (principalmente en la Patagonia)
Chile (En la cultura Mapuche son conocidos como Laftraches). Comúnmente se les denomina Duendes, existe uno muy conocido llamado Trauco, leyenda que es muy utilizada en el sur de Chile.
Colombia Su nombre es variado según su grupo étnico.
Ecuador Chusalongo (duende fálico de la serranía).
Venezuela: Duendes Encantados.
Perú: Muqui (duende minero de los Andes peruanos), Chullachaqui o Shapishico (en la amazonía del Perú).
Brasil: Saci.
Republica Dominicana: también llamados duendes
Costa Rica también llamados duendes
Latino América:
Puerto Rico: Bayamon


DUENDES DE LITERATURA
Según la mitología celta británica, el rey de los duendes y elfos responde al nombre de Lord Oberón, y se le menciona en Macbeth y demás obras del poeta inglés William Shakespeare, además que también se le hace mención en el Fausto de Goethe junto con un coro de silfos que invoca Mefistófeles con tal de seducir al doctor Fausto.
Según la historia de Fausto, Lord Oberón contrae matrimonio con la reina de las hadas,
Lady Titania, para así consagrar la unión de ambos reinos elementales de la naturaleza. Oberón tiene un consorte que lo acompaña a todos lados, Puck, un duende menor erudito en la magia, prolongando así la dualidad clásica de la literatura Rey - Mago, tal como Arturo y Merlín.
En los cuentos tradicionales infantiles, la figura del duende suele asociarse a pequeños seres bonachones, que acostumbran a ayudar en secreto a los humanos, recompensando las buenas acciones y castigando a las personas egoístas y deshonestas. Representativo es el clásico de
El zapatero y los duendes, de los Hermanos Grimm.
Herederos de esa tradición son muchos de los cuentos contemporáneos sobre duendes, como
Un duende a rayas, de María Puncel, Los Duendes de Cristal, de Yolanda Lleonart, Los duendes de colonia-Estrella, de Augusto Kopish, o Los duendes de Navalcarnero, de Rubén Serrano.
Tenemos que matar estes demonios.
También existe la literatura faérica de terror, tal es el caso de las novelas
Extraña Simiente y Cuento Infantil de T.M. Wright y Cuento De Hadas de Raymond E. Feist, en estas historias, los duendes, hadas y demás fauna elemental se convierten en malvados dejando a un lado el prototipo bondadoso que muestran los cuentos para niños.
Y más recientemente, en la serie
Harry Potter, los señores de la banca mágica Gringotts son duendes, el más famoso es Griphook.

DUENDES DE LA TELEVISION Y CINE
En la película Merlín con Sam Neill, durante su trayecto hacia los dominios de la Reina Mab, Merlín es espiado por duendes y demás seres elementales que siguen discretamente al aprendiz de mago hacia su nuevo hábitat. En la película Los ojos del gato basada en la novela de Stephen King, Drew Barrymore interpreta a una niña que es atacada por un duende de la raza Kobold que roba el aliento y mata a los niños, siguiendo con la tradición de las leyendas alemanas de los duendes que roban la vitalidad de las personas mientras duermen, ya sea bajo su forma original o como gato. También está la saga de películas Leprechaun, en la que su protagonista principal es un duende irlandés vestido de verde, adorador del oro y del whisky y bastante malvado, con extraordinarios poderes mágicos y solo vulnerable al hierro forjado, además que su magia es ineficaz en contra del trébol de 4 hojas. En la serie animada Gárgolas, Goliath, Angela y Elisa Maza se enfrentan en una ocasión a Lord Oberón en la isla de Ávalon tras su batalla contra la Banshee en Irlanda, la cual ganaron gracias al despertar de Cuchulain y a la ayuda de este con su lanza dorada en la pelea. Además, en una ocasión Puck, haciéndose pasar por Owen, el ayudante de David Xanatos, toma a su hijo bebé y tras introducir su alma en el cuerpo de Lexington, le enseña las artes mágicas siendo su primera práctica la transmigración de almas, cosa que Goliath descubre al final.


LOS DUENDES
Los duendes son seres pequenitos, traviesos, astutos, de agilidad prodigiosa, de inteligencia superior y en extremo burlones. Aparentemente, con sus actos y hechos sencillos, son inofensivos. Pero una cosa es oir relatar las travesuras y jugarrteas de los duendes, y reirse a carcajadas con el relato; y otra, es ser victima o blanco de su punteria, tema o tirria. Por lo general no se dan a ver de la gente. Hacen sus torerias como seres invisibles, y la persona o personas perjudicadas, solamente escuchan los ruidos o palpan los danos. Algunos han oido las risitas de los duendecillos, despues que acaban de hacer estos el entuerto. Como se expreso, estos seres burlones ejecutan actos sencillos, pero pertinaces y hostigadores. La mayoria de las veces les da por dejar caer "lluvias de piedras, terrones, trozos de ladrillo, etc. durante horas enteras y con frecuencia, durante varios dias consecutivos, sobre los patios y corredores de las casas. Sus habitantes, al sentirse asi acosados, se desasosiegan y aterrorizan; y al cabo de cierto tiempo, optan por abandonarlas. Pero algunas veces los duendes siguen siguen a los huyones.
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El duende de la Piedra de Cuapa En el valle de Cuapa, hay una gran piedra que dicen cayo del cielo y a una legua de ella se encontraba la hacienda La Flor. Alli vivia un matrimonio que tenia una hija muy hermosa, de la cual se habian enamorado los duendes que habitaban en la casa. Todas las noches llegaban y le ponian flores en la cama y cuando iba a traer agua le enfloraban el camino. Los duendes no querian a la Mama de la muchacha y en lugar de flores le ponian espinas; Si iba a lavar le escondian el jabon; si iba a surcir le escondian el hilo y en fin, que ya nadie los aguantaba. La muchacha estaba asustada y tenia miedo de salir sola porque los duendes las seguian a todas partes. El papa de la joven tenia un burro que jalaba agua y cargaba zacate y un dia de tantos no lo encontro, se puso furioso y comenzo a buscar el burro acompanado por los vecinos. Despues de varios dias lo encontro arriba de la piedra rebuznando afligido poruqe no podia bajarse. Comprendiendo que era una zanganada de los duendes, el senor le ordeno a su hija que les fingiera carino, correspondiendo con palabras amorosas a los regalos que le hacian. Lo que el Senor queria era que los duendes dejaran el burro. La joven hizo caso y temblando de miedo les pidio que le bajaran el burro a su papa. Por quedar bien con ella, los duendes bajaron el burro y lo llevaron a la caballeriza. Durante algunos dias no aparecieron y el senor creyo que ya no iban a seguir molestando, pero se equivoco. Su esposa tenia dos tazas y ellos lequebraron una porque sabian lo mucho que le doleria aquella maldad. A mediodia, cuando ella estaba estaba tomado sopa, exclamo "Que lastima que se quebro mi taza, tan bonita la pareja"; diciendo esto le dejaron caer real y medio en la sopa, entonces ella dijo: "Con esto se paga la taza". Cuando se levanto para contar el dinero que tenia guardado en un cofre, vio que le hacian falta real y medio, murmuro: "De mis mismos reales me estan pagando; que malos que son esos duendes, y le jalaron el cabello. Como ya no los soportaban, decidieron hacerles la guerra. Despues de inventar miles de cosas, los duenos de la hacienda y los vecinos, se pusieron a tocar musica de cuerda. Esto desagrada a los duendes porque les producia dolor de cabeza. Dia y noche pasaron los senores tocando hasta que los traviesos no tuvieron mas remedio que abandonar la casa. Dicen que los chontalenos cuando ven una persona sobre la piedra gritan: "Alla esta el burro de Cuapa" y el que esta arriba, en venganza contesta: "Alla estan los duendes".
Se cuenta de una senora, que sintiendose hostigada por los duendes, decidio abandonar su casa sita en Monimbo y trasladarse a otra en el barrio San Jeronimo. Contrato algunos mozos y mando con ellos su cama, su cofre , su tinajon etc. etc. y espero la nochecita para irse ella con su motete de ropa y algunas pertenencia livianas. Se encamino la buena senora para la otra casa. y no habia olvidado su bacinilla..y entonces exclamo: "Ay, Dios mio, olvide mi bacinilla; tendre que volverme..! -Aqui la llevo yo..contesto una vocesita.. En efecto, un muchachito de cotoncito rojo iba a la par de ella, con la bacinica en la mano.
EL DUENDE Mucho se oye hablar de los duendes por todas partes, ellos se llevan a los niños sin bautizar en un abrir y cerrar de ojos. Según dice la gente en los pueblos y comarcas, que los duendes son malos espíritus, son unos enanos que tiene la planta del pie al revés, andan vestidos de rojo y caminan en fila india, siempre en grupos de cinco. Viven en los montes. La hora de salida es entre las ocho y nueve de la mañana cualquier día. Se dice que los duendes son invisibles para los ojos de los adultos, sólo los niños pequeños y los mudos lo ven y del miedo se ponen a llorar. Por eso dicen que nunca hay que dejar a un niño sólo porque los duendes se lo roban y se lo llevan a la montaña y allá convierten en duende si no a sido bautizado, aunque también se dice que los duendes se llevan a los niños ya bautizados para perderlos en las montañas.
Los duendes son como niños de la edad de cinco años. Sin viejos de edad pero son chiquititos, ese es el tamaño al que ellos llegan. Son morenos aindiaditos como el tipo de gente de Masaya. Tienen el pelo corto, liso, aindiado y llevan unos cotoncitos rojos de manta como los de chavalitos que no tienen botones, sólo van amarrados con unos lacitos. A ellos también les gustan las muchachas jóvenes sin casarse. Las invitan a que se queden a vivir con ellos.





En el paisaje cántabro... todo está vivo: los arroyos, las fuentes, el viento, las nubes, el bosque, las casas... y esto es así, porque la Naturaleza toda entera... está habitada por unos seres minúsculos que la animan: los duendes.
Los duendes no son seres divinos ni son hombres en miniatura, aunque participan de algunas características humanas y poseeen ciertos poderes sobrenaturales.
Quienes han tenido la ocasión de verlos, afirman que el cuerpo... es más o menos parecido al nuestro, aunque de tamaño mucho más pequeño... No por ser de baja estatura carecen de fuerza y poderes más que humanos. Son capaces de adivinar el futuro, de ver lo oculto, de transformarse en lo que quieren, de hacerse invisibles, de desafiar las llamadas leyes de la Naturaleza... Son estos poderes los que hacen que los hombres sientan hacia ellos miedo y respeto.
En cuanto a su componente humano, lo que mejor los caracteriza son sus inagotables ganas de broma... Hay duendes compasivos, los hay cascarrabias, los hay cantarines... los hay muy diferentes... pero lo que no hay, es duende que no sea juguetón, bromista, amigo de burlas y risas. Quizás, a esto se deben las muchas arrugas que les surcan el rostro... y que los hace parecer más viejos de lo que son en realidad... Aunque hay quien dice que son así y que nunca mueren... Una segunda característica de los duendes, en general, es la compasión... Son, si se me permite la expresión, buenas personas... pues siempre están dispuestos a ayudar a los hombres.
Los duendes pueden ser hogareños... o también pueden ser campestres.... Los duendes hogareños viven cerca de las casas o incluso dentro de ellas y... además de ser muy serviciales, traen buena suerte... A cambio, se contentan con una escudilla de leche, que las amas de casa no deben olvidar ponerles en algún rincón si no quieren ser objeto de alguna de sus trastadas.
El Trastolillo:
De entre los duendes hogareños nativos de Cantabria, el más conocido es el Trastolillo... que vive cerca de las casas y entra en ellas a hacer picardías... El Trastolillo es un ser juguetón, alocado, enredador, burlón y atolondrado que siempre está riéndose.
Tiene cara de pícaro y ojos muy verdes, dos incipientes cuernecillos y un rabillo que casi no se nota.
Vive en las moradas de los hombres y su principal afición es cerner la harina (fuera de la artesa, claro!) por lo que también recibe el nombre de "Diablillo Cernedor"... Otras de sus travesuras preferidas son beber leche, aflojar las trabillas los días de viento y requemar los guisos... Después de todo esto... finge lamentarse por el estropicio que ha causado... (será... travieso!):-)
El Trenti:


El Trenti es un duende de los bosques, por ello pasa desapercibido entre la vegetación... Lleva por vestido una túnica de hojas de castaño y musgo que se confunde perfectamente con el entorno... Se alimenta de panojas y endrinas y bebe leche, pero no agua, que es veneno para él... (Vaya!... en fin...)
En verano, duerme entre la maleza fresca al pie de los árboles y en invierno, se refugia en las hondonadas... Es muy bromista... y le divierte esconderse en los bardales al oscurecer para tirar de las faldas a las muchachas, pellizcándolas en las pantorrillas. Feliz con sus travesuras, luego escapa zarzas adentro, dando un par de volteretas...
El Trasgo:
Duende que baja de noche por la chimenea, revolviendo y escondiendo las cosas para que nadie las encuentre... Imita los sonidos de todos los animales de la cuadra y asusta a quien duerme con sus ayes y risotadas. De día, y pese a su cojera... (se hizo daño una vez al descender por una chimenea... ((el pobre!!!)))... se sube a los árboles, desde donde tira chinitas a la gente... Forman su traje encarnadas cortezas de aliso, puestas por el revés, cosidas con hiedra.
El duende zahorí:
Todos los duendes que habitan en las montañas de Cantabria no son bromistas como el Trastolillo y el Trenti... Entre los que se dedican a hacer el bien, ocupa el primer lugar, un enanito que no tiene nombre conocido... y a quien la gente llama a veces "enano que todo lo encuentra", "buscador milagroso de las cosas perdidas" o "duende de los extravíos"... Todos los apelativos son justificados, porque verdaderamente, aquel que pierde algo y acude a él para que se lo encuentre recupera la cosa perdida... Ayuda, por tanto, a las personas buenas a encontrar objetos perdidos, pero no socorre a quienes tengan mala intención, burlándose de estos desde su escondite en la espesura.
El duende zahorí... es pequeñito, de cara redonda, nariz larga y afilada, ojos negros grandes y pelo rubio... Su voz es ronca, como si estuviera siempre enfadado, cosa que raramente ocurre, pues le gusta la chanza y tiene risa, larga y burlona.
Siempre va deprisa, cuestas arriba y cuestas abajo, calzado con unas sandalias de piel amarilla o con zapatones de madera de fresno y suela de piedra... Porta una honda y un catalejo con el que ve las cosas más lejanas.
En Cantabria, cuando alguien pierde algo, lo primero que hace es salmodiar esta invocación:
"Duende, duende, duendece, una cosa yo perdí; duende, duende, duendecito, compadécete de mí."



Un duende es una criatura mítica perteneciente a la mitología pagana germánica que todavía sobrevive en el folclore de Europa del norte. En la mitología de los nórdicos, estas criaturas eran originalmente consideradas como una raza de dioses de la naturaleza y de la fertilidad, aunque de menor importancia.
Los duendes son representados a menudo como hombres y mujeres jóvenes de gran belleza. Han sido retratados como seres longevos o inmortales que gozan de energías mágicas innatas.
Los duendes son seres sobrenaturales, sin alma y de estatura menuda variable entre los 30 cm. y el metro de altura. Tienen una actitud generalmente benévola con los seres humanos, para los que realizan trabajos domésticos o en los campos a cambio de un poco de comida. La mayoría de los duendes habitan en el bosque, teniendo como vivienda el interior de algún árbol o, incluso, en el subsuelo de la tierra, dentro de algún habitáculo o cavidad.
Sus costumbres son nocturnas y poseen un carácter extremadamente susceptible que les conduce a adoptar actitudes despectivas u hostiles contra los hombres que les ofenden
Tienen habilidades tales como mimetizarse, hacerse invisibles, pasar por el ojo de la cerradura, imitar los sonidos de los animales y hacerse sentir, tocando a un ser humano con sus manos, produciéndole un escalofrío
La naturaleza de los duendes se reparte entre la del hombre y la del ángel, en partes iguales, por ello pueden moldear sus cuerpos a su antojo. Están bien provistos de poderes y talismanes para poder hacer toda clase de conjuros
En la mitología de cada región se les ha dado nombres muy distintos según el idioma, la religión o el folklore, pero generalmente se les conoce por formar parte de los seres elementales. Algunos pueden llegar a vivir hasta 500 años
Los duendes suelen ser traviesos, bromistas y descarados; casi siempre están de buen humor, aunque existen duendes de naturaleza malvada capaces de torturar incansablemente a un hombre
El color de su piel puede variar: los hay azules, verdes y rojos, pero los más frecuentes son los que se parecen al hombre. Sus casas son a menudo grandes setas, y es muy difícil localizar donde se encuentran sus diminutos poblados. Diminutos en cuanto al tamaño de sus viviendas, pero no en población, porque a los duendes les encanta vivir en comunidades grandes.


No es sencillo buscarlos, pero tampoco imposible; porque al igual que las hadas o las ninfas, sienten debilidad por los niños, porque en el fondo ellos son niños, y es fácil encontrarlos si conservas esa chispa de niñez en tu interior, esa luz de inocencia y fantasía; entonces puedes llegar a verlos y disfrutar de su compañía y sabiduría. Los duendes son seres mágicos y les gusta transmitir y enseñar su magia, pero para que ello suceda, debes ser de corazón puro y noble.
A pesar de que, el hombre ha causado estragos en la naturaleza, obligándolos a ocultarse en la selva o bosques, muchos de ellos conviven y sirven con agrado a los humanos. Para comunicarnos con ellos, debemos amar todo lo que nos rodea. Según la ocasión y las circunstancias pueden aparecerse y no darnos cuenta, ya que tiene la virtud, de escoger la forma en la que se mostraran, que puede ser semejante a la propia naturaleza, ya sea, en forma de una piedra, un árbol, un animal, una planta y también con apariencia humana. Estos seres, hablan, se ríen, son prudentes, pobres, ricos, sabios y locos, al igual que nosotros. Son la imagen grosera del hombre, virtuosos y viciosos, puros e impuros, mejores y peores.
Existen muchas clases de duendes:
Duendes Domésticos
Viven en el interior o en los alrededores de las casas. Eran hace siglos habitantes de zonas agrestes, boscosas y montañosas, viviendo en interior de cuevas y grutas, hasta que alguno de ellos, se acercaron a hogares humanos, primero por curiosidad y luego con el único objetivo de divertirse. Se manifiestan preferentemente de noche. Tiene aproximadamente 50 cm. de alto y son de aspecto humano. Salen de noche y les encanta divertirse a costa de los durmientes, molestándolos y asustándolos, aunque a algunos, les encanta colaborar con los hombres en las tareas domesticas. Su nombre según algunos estudiosos del tema proviene del árabe duar, que se traduciría como: el que habita o habitante.
Diablillos familiares:
Son unos pequeños duendecillos, con aspecto de diablo, que no están ligados a una casa, sino a una persona, a la que ayudan, convirtiéndola en su dueño. Se encuentran vinculados a la brujería.
Duendes de los dormitorios:
Pertenecen a una extraña familia de duendes, agresivos e individualistas, provocan pesadillas y eligen como sus víctimas, a mujeres y niños.
Desde niña he escuchado una infinidad de
cuentos que giran alrededor de estos seres, buenos o no, pero siempre me producían miedo y hasta en algún momento de mi niñez deje que mi imaginación me jugara algunas malas pasadas, que importante es el tratar de conocer un poquito de todo aquello que cuando niños nos podría parecer una pesadilla y que ahora nos puede llevar al país de las fantasías.


CHANEQUES; DUENDES MEXICANOS
Los Chaneques eran considerados dioses en la Mitología Mexicana, llamados “Ohuican Chaneque”, por la cultura
Azteca, cuya traducción sería "los que habitan en lugares peligrosos", describiéndose como criaturas legendarias o seres elementales guardianes de la naturaleza, al igual que los duendes europeos pero con otras características.

Son seres míticos que forman parte de la
cultura mesoamericana, los mayas de Yucatán los llamaban “aluxob” con datos que se remontan a el siglo IX, existen distintas leyendas y creencias sobre ellos, describiéndose como seres de un metro de altura, vistos por muchos como niños traviesos con cara de viejos y sus pies al revés, que juegan con los intrusos que llegan a los lugares donde ellos habitan, utilizando sus capacidades mágicas.
Una de estas capacidades es hacer que la gente se extravíe por días sin saber donde ha estado y que supuestamente fueron adoptados por ellos en ese tiempo en su mundo subterráneo donde habitan, cuya supuesta entrada es un árbol seco llamado Capoc.
Así como también se les atribuía la capacidad de apoderarse del espíritu de las personas, que solo podían recuperar a través de un
ritual, algo que si no hacían podían llegar a enfermar y morir.
Se encuentran muy arraigados en la cultura Mexicana aun en la actualidad, ya que popularmente se dice que si las cosas desaparecen, fueron ellos y si uno debe internarse en el bosque debe utilizar la ropa a revés para evitar que los Chaneques se los lleven.
En lugares como
Huetamo (Michoacán), Oaxaca y otros, son muy comunes las historias y la experiencias de sus habitantes hoy día con éstos seres que forman parte de su cultura y cuyo nombre se hace presente en comercios y productos, relacionándolos con la diversión generalmente.


¿Quiénes son los Duendes?
La palabra duende deriva del vocablo árabe duar, que significa “el que habita”.Existen innumerables relatos en todo el mundo que describen a los Duendes de las formas más diversas. Se ha llegado a la conclusión de que los Duendes pueden adoptar cualquier forma e, incluso, hacerse invisibles, aunque en general, se acepta que los Duendes son criaturas pequeñas como los niños.Por lo común, suelen ser muy nobles y serviciales, pero, también, hay algunos que pueden ser bastantes maliciosos. A los Duendes les encanta danzar en verano bajo la luz de la Luna y se dice que, en invierno, bailan junto a las casas mientras la gente duerme.



Realice este ritual para atraer Duendes a su vida:
• Elija una noche de luna llena y ubique hacia el Noreste de su casa los siguientes elementos.
• Una pequeña estatuilla que los represente. La tradición de poner a Duendes o enanitos en el jardín con carretillas, cuencos, etc. tienen este origen.
• Ponga, en una ventana que de al Noreste, cintas finas de color rojo, azul, verde, amarillo, blanco, violeta y anaranjado. Ponga 3 cascabeles en cada cinta.
• Coloque, bajo la ventana, una cesta o copa con una variedad de semillas y de granos.
• Encienda, luego, una vela marrón o amarilla y un sahumerio de sándalo y diga: “Invito a los Duendes a vivir en mi casa para que me ayuden a lograr la prosperidad en el trabajo y buena fortuna”. No olvide cambiar las semillas, siempre deben estar frescas. Invóquelos por lo menos una vez al mes para que se identifiquen con usted.




No Todos Los Duendes Son Verdes

No Todos Los Duendes Son Verdes
Según cuentan por allí, hace muchos años, en el Bosque Ilusión, allá donde viven esos exóticos duendecillos de piel verde como esmeralda aconteció una extraña historia. Vivió en aquel bosque una familia de duendes muy orgullosa de su verde color. Cuentan que la familia Greenvelle era verde de cabeza a pies, y que hasta las plantas envidiaban su verde color. Sucedió un día que la señora Pat Greenvelle quiso tener un bebe, pero no se lo daban los espíritus de los arboles a los que tanto imploraba.
Una brillante mañana salió la verde mujer por el todavía más verde camino y se encontró a un hada de las flores que cantaba al sol. De pronto un extraño animal salió de los matorrales y atrapo al hada. La pobre Pat asustada comenzó a tirarle piedras al feroz animal hasta que se fue dejando al hada en santa paz. El hada en agradecimiento le prometio que muy pronto el sol le daría una pequeña hija de la cual podría estar muy orgullosa. Pat se fue feliz a su casa y contó esto a todo el pueblo, porque pronto tendría una verde bebe de la cual seria orgullosa mamá.
En efecto, el hada tuvo razón, pronto llego a la familia Greenvelle una nueva bebe... ¡¡¡solo que verde no era precisamente su color!!! Pat Greenvelle tuvo una pequeña niña amarillo limón, a la que llamaron Dindina. Ella tenia cabellos dorados como las arenas de los desiertos, en sus ojos estaba el sol, toda ella era de un amarillo brillante como luz.
La familia Greenvelle trato de disimular semejante atrocidad, pero no era algo de lo más sencillo. Cuando era pequeña su mamá la vestía toda de verde para camuflajear su color, pero no resultaba. Los demás niños al principio jugaban con ella, pero luego sus madres les contaban historias acerca de ella y le empezaron a tener miedo. Todo mundo le huía y evitaban su trato. Dindina fue creciendo sola, a la escuela no la dejaban entrar y los ancianos no querían que se sentara con el pueblo por las noches frente a la fogata.
Solo los animalitos querían a Dindina, y se volvieron sus amigos. Ellos siempre la acompañaban y hablaban con ella, pues ella tuvo que aprender su idioma. A Dindina le encantaba dar paseos por la parte inhabitada del bosque, porque allí no había quien la criticara ni se riera de su color.
Un día, mientras caminaba por el Bosque Ilusión, en el cual se dejaban ver todos los matices de verde habidos y por haber, Dindina vio que algo azul se movía a lo lejos. Le llamó mucho la atención, porque el azul no era un color muy común por aquellas partes del bosque. Se acerco para ver que era. Se sorprendió muchísimo al ver que la cosa esa era un duende que lloraba desconsoladamente, pero no era cualquier clase de duende, sino que era un duende azul. Acercándose mas a él, le pregunto por qué lloraba. Él le contesto que porque de donde venia nadie lo quería por ser azul.
Él era Ginbran Blue Eye, y venía del pueblo vecino al de Dindina. A él tampoco lo querían por ser de un color diferente. Tenían muchísimas cosas en común, así que pronto se hicieron muy buenos amigos. Se siguieron viendo en el bosque todos los días, donde jugaban, platicaban y se divertían mucho. Eran inseparables. Un día llego Gin con la buena nueva de que había llegado al Bosque Ilusión una bruja muy famosa que proclamaba poder cambiar a las personas. La Bruja Miltrafaldumiruja, como todos la llamaban podía transplantar desde colores hasta uñas y si se lo pedían, también creaba hechizos y curaba enfermos. Dindina pensó que tal vez ella pudiera hacer algo por Blue Eye y ella, así que le propuso a su amigo que fueran a verla.
Así pues, una tarde fueron ambos a ver a la bruja. Esta de inmediato supo que habían llegado y a qué habían ido. Cuando entraron en la vieja choza en el centro del bosque, vieron que había un cuartucho obscuro alumbrado sólo por un mechero en una mesa. Muchos eran los recipientes con sabandijas extrañas colocadas en repisas polvorientas y junto a libracos con hojas derruidas por el tiempo y el uso... Estaban tratando de vislumbrar un ruido entre los frascos, distinguiendo un tímido ratón detrás de ellos... cuando la bruja entró.
-- Je, je, je... ¿qué desean mis queridos y horribles amigos?...
-- Quere-queremos ser verdes-- fue todo lo que pudo articular Dindina, mientras Blue Eye estaba absorto al ver la cantidad de arrugas y verrugas como posible podía tener una cara.
Después de todo esto les dijo que sólo si pasaban una prueba, sabría ella, si ellos eran merecedores de tener el color verde. Dindina le dijo que harían cualquier cosa con tal de ser tan verdes como la esmeralda.
--Pues serán tan verdes como la esmeralda, si hacen lo que yo les digo. Jee... jee... jee.-- Dijo la bruja-- La prueba consiste en ir a lo mas alejado del bosque y conseguir siete tréboles de cuatro hojas, lo cual será muy difícil, pero es necesario para ser verdes.--
Pues aparte de que los tréboles de cuatro hojas son muy difíciles de encontrar como todos lo sabemos, en esa parte del bosque habitaban fieras salvajes y desconocidas. Antes de partir, la Bruja Miltrafaldumiruja les obsequió unas capas hechas de hojas especiales para camuflagearse en el bosque. Con las capas puestas evitarían que animales peligrosos los pudieran atacar.
Blue Eye y Dindina se dirigieron hacia el sur del bosque porque los animalitos del bosque les dijeron que allí podrían encontrar algún trébol de cuatro hojas. Los pequeños duendecillos caminaron mucho tiempo, de tanto caminar se adentraron en la parte mas obscura del bosque. Llevaban puestas las capas que la bruja les había dado por temor a ser vistos por algún animal. A Dindina se le veía un poco de su pelo entre las hojas, por lo tanto parecía una florecilla silvestre caminando. En eso atinaron a salir por detrás de unos arboles un par de libélulas nocturnas gigantes que al ver lo que parecía una florecilla amenazaron con comerla. Dindina atemorizada echo a correr y su capa se cayo, entonces su color brillante como luz deslumbró a las libélulas que huyeron despavoridas ante tan brillantes destellos.
Recogieron la capa y corrieron hasta un claro del bosque. Allí encontraron una pastora a la que parecieron unos duendecitos muy simpáticos. Ellos le contaron su historia y la pastora los quiso ayudar, así que los llevó a un lugar entre las rocas donde recordaba haber visto un par de esos tréboles tan especiales. Entre las piedras todavía estaban los tréboles que la pastora vio y Dindina los arrancó con todas sus fuerzas. Ahora nada más les faltaban cinco tréboles más para completar la prueba que les había puesto Miltrafaldumiruja. Se despidieron de la pastora y siguieron su camino, claro que ahora más contentos y seguros por haber encontrado esos dos tréboles tan preciados.
Suspiraron y creyeron que estaban a salvo de todo peligro, la tarde caía en el bosque, un color rojizo enmarcaba el verde cada vez mas obscuro de los abetos y pinos, las sombras cada vez mas largas, cuando vieron a lo lejos entre un zacatal una figurilla que agitaba su cuerpo, se acercaron sigilosamente... Pero fue demasiado tarde... aquella hermosa criatura se delató como una ninfa que tenia tanta hambre que seria capaz de devorarlos. Sin embargo, Dindina hablaba el idioma de todas las criaturas del bosque y la convenció de que no se los comiera, a cambio le prometió llevarla a un lugar donde encontraría muchas flores de semillas doradas, que eran las favoritas de las ninfas.
Como Dindina conocía muy bien el bosque, llevo a la ninfa hasta donde estaban las flores de semillas doradas y allí comió hasta saciarse completamente. La ninfa agradecida, prometio ayudarles a encontrar lo que necesitaban. Ella sabia donde podían encontrar un trébol de cuatro hojas, solo que quedaba muy lejos y se hacía cada vez más tarde, por el momento lo mejor sería descansar para que continuaran el viaje después de recuperar energía. A la mañana siguiente decidieron emprender su camino hasta el lugar que la ninfa conocía. La ninfa podía volar, pero no sabia como llevar a los dos duendes, era muy pequeña para tanto peso. Así que Ginbran, que era amigo de todos los pájaros azules, les pidió ayuda a dos pajarillos que pasaban por el lugar. Sobre de ellos montaron Dindina y Gin y la ninfa los guió por un largo camino. Tardaron toda la mañana en llegar hasta donde estaba un sembradío de tréboles. Ahora solo faltaba buscar. Pasearon entre tréboles, viéndolos uno por uno, contando sus hojas sin perder la esperanza de encontrar aunque fuera uno. Gin y Dindina resaltaban aun mas sus colores entre tantos tréboles verdes: ella amarilla como el sol y el azul como el cielo. Entre mas tréboles veían y mas tréboles contaban, menos esperanzas tenían de encontrar al que buscaban. Finalmente su incesante búsqueda dio frutos, debajo de un montón de tréboles mas grandes, y entre las características flores lilas de estos encontraron los duendecillos un pequeño trébol de cuatro hojas, y a su lado dos tréboles más grandes, también de cuatro hojas. Los arrancaron y los guardaron junto a los otros dos, sólo faltaban dos más.
La ninfa que se había encariñado con ellos, decidió acompañarlos en su incansable búsqueda por el Bosque Ilusión. Durante varios días recorrieron todo el bosque palmo a palmo sin encontrar ni una pista de donde encontrar los dos tréboles que les faltaban. Preguntaron a los animalitos, a las personas, a las hadas, a todas las creaturas del bosque sin encontrar respuesta.
Finalmente, de tanto caminar volvieron a la aldea de Dindina. Los duendes de la aldea, que para entonces ya sabían lo que Dindina y su amigo pretendían, no dejaron de burlarse de ellos por un momento. Sin embargo, los pequeños duendes estaban convencidos y decididos a lograrlo, así que no se dejarían vencer tan fácilmente. Después de todo sólo les faltaban dos tréboles más para lograrlo.
Por esas fechas se llevaba a cabo en el pueblo la cosecha anual de vegetales para el malvado gigante de la colina. Este gigante oprimía a las aldeas de duendes desde hacía siglos, pero a los duendes no les quedaba más que obedecer. El gigante bajaba cada año en época de cosecha para quedarse con todas las cosas que los duendes le pudieran dar. El muy malvado sólo les dejaba lo indispensable para vivir y que así lo pudieran seguir manteniendo.
Un día en que Gin, Dindina y la ninfa platicaban a escondidas con la abuela de Dindina, ésta les contó que en el castillo del gigante se guardaba un ejemplar de toda la fauna y la flora en el Bosque Ilusión. A Gin ser le ocurrió entonces que el gigante debía tener un trébol de cuatro hojas y que lo mejor sería ir a buscarlo para poder ser verdes.
A la ninfa y a Dindina les pareció una idea magnifica. La abuela de Dindina en un principio no quería, estaba muy preocupada de que algo les pudiese ocurrir, especialmente a su nieta. Les advirtió que tuvieran mucho cuidado porque si el temible gigante los descubría los guardaría para siempre en su colección. Los jóvenes duendecillos y la ninfa tendrían que esperar a que el gigante bajara a recoger las cosechas. Siempre bajaba él personalmente para asegurarse de que los duendecillos no se quedaran más que con lo indispensable, nada más. Mientras llegaba tan anhelado día, Dindina y sus amigos se preparaban, juntaban provisiones para la escalada a la montaña, se ejercitaban para ser más ágiles y trazaban planos del bosque para tomar en cuenta todas las posibilidades.
Finalmente llegó el día en que ellos subirían a la montaña y bajaría el gigante, debían ser muy rápidos porque él sólo tardaba dos días en recoger su tributo. Se despidieron de la abuela y se fueron muy temprano en la mañana sin decirle a nadie de sus planes.
Comenzaron a subir a lo largo de un arroyo que pasaba junto a la vereda, era un riachuelo muy azul y cuyas aguas entonaban una triste melodía. Se contaba por el bosque que en ese arroyo se bañaba la princesa Melodía hasta que un día extrañamente desapareció y sólo quedo su armoniosa voz entonando aquella triste cancioncilla. Entonces había aparecido el gigante y prohibía que cualquier ser se acercara al rio o a su castillo. Había quienes afirmaban que el gigante la había capturado y había empezado con ella su colección de seres vivos.
Por si sí o por si no, casi nadie se atrevía a subir por aquella triste vereda y menos se acercaban al arroyo. Rodeaban sus aguas una caprichosas flores amarillas que parecían desentenderse de las amenazas del gigante y que mostraban su color con orgullo. Ginbran, Dindina y la ninfa subían en absoluto silencio cuando oyeron los temerarios pasos del gigante que se acercaba hacia donde ellos estaban. No sabían que hacer, si correr o quedarse, y entonces, como si algo los hubiera empujado, Dindina se escondió bajo las flores, Gin entró al arroyo y se extendió contra el fondo y la ninfa se fue tras una roca que había por allí. El gigante paso de largo, advirtió su olor pero no los pudo ver.
Cuando el gigante se perdió de vista los tres siguireon su camino hacia el castillo de aquel. Llegaron ante una impresionante construcción que denotaba haber sido hermosa muchísimos años atrás, ahora ajado por el tiempo el castillo se veía tétrico y sin vida. Entraron por un pasadizo del que les había contado la abuela de Dindina y recorrieron viejos y derruidos pasadizos, amplios y estrechos, altos y pequeños, obscuros y luminosos, de todos tipos hasta llegar a lo que parecía ser una sala de trofeos.
Empezaron a investigar en cada uno de los recipientes y jaulas que allí había. Lastimosos animales pedían ayuda con sus gemidos, algunas plantas ya casi marchitas levantaban sus hojitas como pidiendo ser rescatadas. Se acercaron a una bellisima planta de color encarnado y Dindina leyó en voz alta:
-- “Cuidado con la planta del sue.... -- ni siquiera pudo terminar de leer cuando la acción de somnífera de esta planta les hizo efecto. Habían estado muy cansados del viaje y aunado ésto al polen de la flor, lo más seguro es que se dormirían todo un día, o quizas dos.
Se oyeron retumbar los ferozes pasos del gigante contra las lozas del castillo. Habían pasado dos días y tanto los duendecillos, como la ninfa, despertaron asustados ante el ruido que el gigante hacía. Tendrían que buscar rápido, no había muchas oportunidades, era ahora o nunca. Se separaron y buscaron hasta que Gin dió con el pequeño trébol que estaba dentro de una botella. Cuidadosamente lo sacó y justo iba a hablarle a la ninfa y a Dindina cuando el gigante entró.
¿Quién anda allí? Aunque no los pueda ver los puedo oler-- dijo mientras se acercaba peligrosamente al lugar donde se encontraba Dindina-- Sé que son los mismos que me topé cuando bajé al pueblo hace dos días.
¡Ajá, te atrapé!
Había encontrado a Dindina y la tomó con sus enormes manos para acercarla a sus ojos y verla mejor. Nunca había visto una duendecilla amarilla, verde sí, rosa también, pero amarilla nunca. Pensó en guardarla para su colección.
La ninfa para crear una distracción, soltó un par de animales desde la parte trasera del cuarto, el gigante al oirla volteó y la vió. Rápidamente capturó a sus animales y a la ninfa también.
-- Ninfas ya tengo muchas, a ti te mataré o te comeré mañana, pero a tí pequeña duende te guardaré aquí toda la vida.-- Dijo mientras arrojaba a la ninfa en un frasco de cristal y colocaba cuidadosamente a Dindina en una jaulita de madera.
-- ¡Sueltalas! Tomame a mí en su lugar.-- gritó Ginbran saliendo de su escondite.
Sólo que el gigante pensó mejor y decidió conservarlos a los dos. Por la ventana se oyó un lamento, era la voz del arroyo que lloraba cual si le hicieran daño. Entonces Dindina notó que el gigante enjugaba una lágrima y sin pensarlo preguntó:
--¿ Por qué estas triste gigante? ¿Por qué está triste el río? ¿Por qué son tan infelices y solitarios los dos? El gigante lejos de enojarse accedió, al fin y al cabo pasarían allí mucho tiempo, sino es que más y más valdría que supieran. El gigante en otra época había sido un guapo y riquísimo príncipe al que todo mundo veneraba y que protegía las aldeas de los duendes que estaban alredeor de la montaña, un día él, que era un cazador, cazó un especímen muy extraño, pero en realidad era un hada del bosque que lo maldijo y lo convirtió en un gigante condenado a cazar creaturas del bosque que lo acompañaran en su soledad. Pero él tenía una joven esposa que no había querido abandonarlo y el hada enojada la convirtión en un río que lloraría por todo el mal que el gigante hiciera. La única manera de romper el hechizo es que las creaturas de bosque no huyeran de él, ese día él podría dejar de cazar y su amada regresaría convirtiéndolo a él nuevamente en un hermoso y gallardo príncipe.
Sin embargo, ¿qué creatura del bosque querría permanecer junto a un ser como él? El gigante salió del cuarto triste y cabisbajo, sin notar que había dejado el frasco de la ninfa destapado, ella salió volando y abrió la jaula donde se encontraban Dindina y Gin. Pronto emperzaron a soltar a todos los animales y creaturas que allí existían, hasta que no quedó ninguna capturada. Todos huyeron despavoridos, como lo iban a hacer la ninfa y Ginbran, pero Dindina los detuvo y les dijo:
--No se dan cuenta de que si lo dejamos así, pronto recapturaría a todos los seres del bosque y se volvería más malo. Yo me voy a quedar con él, yo sí creo que en el fondo sea bueno.
Dindina salió corriendo a buscar al gigante sin que Gin y la ninfa pudieran detenerla. Cuando el gigante la vio venir inmediatamente se dio cuenta de lo que había pasado y al imaginarse solo otra vez se puso a llorar desconsoladamente, pero Dindina que era muy buena y sabía perdonar le dió un besito en la mejilla y le dijo que ella siempre estaría con él cuando la necesitara. Más tardó Dindina en decir esto que el riachuelo en entonar una dulce y alegre canción de amor, al tiempo que aparecía una bella princesa ante los asombrados ojos de Dindina, Gin y la ninfa.
La princesa besó al gigante y este se convirtió en un guapísimo príncipe. Él les dió las gracias a Dindina y sus amigos, además de que les regaló el trébol de cuatro hojas que él tenía. Los tres regresaron muy contentos a la aldea, donde los recibieron como héroes, realmente la madre de Dindina estaba muy orgullosa de ella, al igual que todo mundo en el pueblo.
Pero no todo era alegría para Dindina y Ginbran, porque todavía no eran verdes y ya no había más tréboles de cuatro hojas en toda la superficie del bosque. Decidieron ir a ver a la Bruja Mifaltraldumiruja y pedirle su consejo.
-- Lo que han hecho ha sido muy valiente-- les dijo--su corazón vale más que mil esmeraldas juntas, realmente es su color lo que los hace diferentes, pero son esas diferencias lo que los hace ser tan especiales, si no fuera por sus colores tan deslumbrantes quizá nunca hubieran logrado lo que lograron. Yo tengo el último trébol de cuatro hojas, y tengo la supermatic ultra traída desde el japón especial para hacer transfuciones de colores, pero... ¿Están seguros de que quieren ser verdes?
Dindina y Ginbran se dieron cuenta de que no era su color lo que importaba, sino su corazón, por lo que decidieron seguir siendo amarillo y azul. Cuando regresaron al pueblo todos se quedaron sorprendidos de ver que no eran verdes como habían dicho que volverían, pero lejos de repudiarlos los felicitaron por atrverse a ser como ellos eran en realidad.

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